Después de todo. Aún nada ha terminado. Hay comentarios de risa, comentarios alivianes, pero también hay temor en los ojos de la familia.

Cada generación, sale más potente que anterior. Seguramente esperamos robots que terminen por dominar el mundo o mejor dicho la humanidad. Y coches voladores, quizá magnéticos. No lo sé´. Tanto historia como tecnología no son temas que prestara atención en su día.

Al dejarte me libere, de este peso que escondo bajo mi piel, de no quererme ni sentirme por un momento guapa o sexy. Por esos comentarios nefastos que pronunciabas.

Hace siglos y siglos, no se realmente en que parte de la historia mantiene su origen, donde toda desigualdad empezó a nacer y arrasar con todo. Empezando supongo que por el mas guerra que aun hoy en día sigue dando. Hombres-Mujeres. O al menos es mi opinión. Luego empezaron los demás como fichas del domino, una tras otra. Lo único importante era diferenciar, despreciar a seres humanos como ellos desearan. Pobre-Rico; Heterosexual-Homosexual; y así hasta lo más insignificante. Por el color de la piel, de los billetes, de la ropa incluso. Estas desigualdades, siguen vivan en muchos lugares hoy en día. No sé cuánto tiempo necesitamos todos los seres humanos en darnos cuenta que la desigualdad no es buena, no solo por una falta de respecto, también por el abismo que nos divide, como si unos fueran mejores y otros peores. Las injusticias seguían, mientras la política se aprovecha de ello, el abuso de poder, la sociedad nos siga rechazando y juzgarnos, a todos por ser como somos. 

Recuerdo una vez, de tantas veces, cuando de noche era, en aquella brisa de verano. Nos sentábamos en el balcón, yo y mi padre, me contaba historias de su juventud. Un día mencionó una historia que me pareció una gran historia. No era cualquiera, divertida o graciosa, o de esos recuerdos que tienen algún sentido para ti, pero no mucho para los demás. Esta historia fue heroica a si lo veía a mis 9 años. Se encontraba él, en la mili, en una de sus últimas cartas con mi yaya se hablaban de lo mucho que se echaban de menos. Así que él sin decir ni mencionar nada, empezó a pensar una manera de llegar a casa, así que cuando le dieron un día de asuntos propios o un fin de semana. Pero cuando llegó el día, una ventisca Aparicio y no podía utilizar transporte alguno, así que ando cada kilómetro a pesar de ir a paso a paso con la nieve en las rodillas, con el frio, recorrió todo el camino a pesar de la ventisca, para llegar a casa, no se rindió a pesar de los obstáculos que se le aparecieron en el camino. Hasta llegar, y ver a sus padres sonreír. Y calentarse un poco claro.

Te vi entre sorbos, des del rabillo del ojo, te sentí en la nunca, y como revolvías mi ser con tu mirada. Fue algo efímero, pero lo suficiente como verte entre mis recuerdos, los que siguen perdurando con el tiempo.

Recorría el bosque, corriendo sin ninguna dirección y sentido, a cada paso recordaba lo último vivido, y ahora es como si huyera de mi misma, sin querer aceptar la realidad. Corría y corría, pensando en todo y en nada. Y de golpe, algo me hizo frenar, parar, un hermoso caballo de tono marrón mirándome, en frente de mí, con esos ojos tan brillantes, realmente es hermoso. Entonces entendí que corre, huir, no serviría de nada, pues nunca llegaría a ser libre del todo. Me tocaba a enfrentar mi destino, el mismo que me perseguía. La realidad de mis días, aquellas consecuencias que temía, los hechos que sentenciaron este sendero, por el que yo recorría. Volví a tener la sensación de coger las riendas de mi vida y de enfrentarme a lo que se deviniera. Empecé a regresar, paso a paso, con el valor y el coraje que aun residía en mi interior y que lo pude ver en aquellos ojos marrones cuando un simple caballo me miro. 

Año 2020, en pleno verano, y en la tienda ya no quedan piscina de esas para la casa, o para un piso. Hay algunas playas alborotadas, con gente y sus mascarillas. Pocas son las veces que pisare una playa. O al menos este año. La primera fue hace unas semanas, tan solo recorrí por la orilla mirando a lo lejos. La segunda vez, fue la mejor, me metí sin pensarlo, en el amanecer de una mañana, disfrutando como mis pies se hunden al movimiento de las olas estalladas. Subí a la barca, recorrimos aquella playa durante horas, en varios momentos saltamos a nadar, junto con los peces, y las gaviotas. Un día soleado, la brisa inexistente, la agua a la perfecta temperatura, el sonido de las gaviotas y la tranquilidad del mar. Claro que faltaban familiares, pero tampoco estaba mal acompañada. Y por un momento, sentí que nada había pasado, que todo seguía normal, como si la tormenta hubiera descansado por un día para tomar el aire. Ser libres sin más Sentirse en paz... Flotando en el agua. 

Hoy era el día de mi boda. ¿Curioso no? Que este aquí hablando de algo que pudiera haber sido pero no fue. Realmente no puede decir que lo lamenté. Os cuento, estaba lista, preparada, con el vestido blanco y realmente hermoso, estaba esperando a mi hermano, pero al llegar lo único que me dijo es que quería irse, sin entender porque, deje de correr con mis primos pequeños, en el césped de aquel lugar, me dirigí a él, y hablamos, me miró, y me dijo, no puedo ver cómo te arruinas tu vida, te vas a casar con una persona por la cual no estas enamorada, él no te quiere.

Las lágrimas brotaban de sus ojos, formando un arcoíris con su sonrisa resplandeciente, para muchos el amor no era como el de un cuento, poderoso capaz de vencer cualquier obstáculo incluso el de un amor prohibido, ellos fueron juzgados por la ciencia, la religión, la familia, la sociedad, y todo entorno. Menos la naturaleza. El amor no es matemático, el amor no tiene lógica, Actúa por sí solo, por instinto, por pasión, por amor. Muchos tuvieron que luchar contra el mundo entero. Y poder amar libremente. Sin importar quien, como o donde. Hace tiempo que me pregunto. ¿Qué tiene de malo amar?

Jamás pensé o creía que yo, podría encontrarme en esta situación. Unos amigos y yo avanzamos por las montañas, un día entre amigos, campo, risas y cerveza. Pero entonces nos encontramos con unas runas, empezamos hacer fotos, y un momento después uno de mis amigos, se había caído dentro de un agujero de aquellas ruinas. Lo peor es que todos fuimos tras él, para socorrerlo o ayudarle, para salir de ese agujero que se había aparecido de la nada. Una vez nos adentramos dentro, ya no había vuelta atrás. Lo más extraño es que no parecían las ruinas que nos imaginábamos, de esas que no queda nada. Entre aquellos muros desechos se escuchaban ruidos que me hacían sospechar que no estábamos solos, cuando más nos acercábamos parecían voces, susurros, y gritos mezclados con ruidos siniestros y extraños. Entonces vimos un hombre enmascarado, con un traje de esos que te cubre entero. Empezamos a correr sin mirar atrás, pero no hallábamos la salida. Era como estar en una de esas películas de miedo, de terror cuando nos encontramos en frente de una puerta, al principio dudamos de entrar pero no había otro remedio, Entre aquellos pasadizos oscuros siniestros donde el ruido formaba el eco, un laberinto del que no podíamos escapar. Pero dicen que la voluntad puede más que el miedo. Entramos cinco. Cruzamos la puerta cinco, pero lo que nos encontramos fue algo que se escapaba de nuestra lógica o de la cordura que pudiéramos tener. Eso era una aberración de la naturaleza. Una habitación con un laboratorio de última generación junto con jaulas llenas de animales de todas las clases, y una entrada o un túnel enorme que se adentraba a la ruinas. Un lugar donde mutaban genéticamente los animales y convertían un lugar para ellos en libertad, donde nadie estaba a salvo. 

Lo volví a ver después de tanto tiempo, volteé mi mirada, y ahí se encontraba, de pie, en aquel mulle mirándome. En esa mirada casi como un espejismo me hizo volver a sentir nuestra historia bajo mi piel. Mi temor, mi orgullo, mi dolor, y mi amor, se revolvieron en mi ser, sin poder ni siquiera levantar la mirada, me incorpore, poniéndome de pie, y empecé andar, huir sin mirarle. Entonces el me nombró. Mi corazón se paralizo y después de tres veces escuchar pronunciar mi nombre, me detuve sin más. Me di la vuelta le mire, se acercaba lentamente a mí... Cada paso que el daba yo deseaba darlo en dirección contraria. Mi respiración se detuvo, sin poder decir nada. El me agarro mi mano y entonces por primera vez fui yo quien se soltó. Dando un paso atrás buscando y preguntándome porque él está enfrente de mí, cuando fue el quien se fue. No regreso por mí, y ahora tampoco lo hace. Así que en aquel momento le pedí, le suplique que me ignorase y me fui sin mirar atrás, cuando el dejo de verme donde le alcanzaba la viste eche a correr. Pero nuestros caminos se cruzaban constantemente, tan cerca, el silencio residía entre nosotros, no sé si podría ser el silencio antes de la tormenta o que te quedases sin palabras.