Entre arboles

Recorría el bosque, corriendo sin ninguna dirección y sentido, a cada paso recordaba lo último vivido, y ahora es como si huyera de mi misma, sin querer aceptar la realidad. Corría y corría, pensando en todo y en nada. Y de golpe, algo me hizo frenar, parar, un hermoso caballo de tono marrón mirándome, en frente de mí, con esos ojos tan brillantes, realmente es hermoso. Entonces entendí que corre, huir, no serviría de nada, pues nunca llegaría a ser libre del todo. Me tocaba a enfrentar mi destino, el mismo que me perseguía. La realidad de mis días, aquellas consecuencias que temía, los hechos que sentenciaron este sendero, por el que yo recorría. Volví a tener la sensación de coger las riendas de mi vida y de enfrentarme a lo que se deviniera. Empecé a regresar, paso a paso, con el valor y el coraje que aun residía en mi interior y que lo pude ver en aquellos ojos marrones cuando un simple caballo me miro.