Familia
El vínculo más poderoso, generoso, puro. O al menos en mi caso. Un tesoro incalculable, más valioso que cualquier fuerza terrenal, incluso diría que celestial. A pesar de las mentiras o verdades disfrazadas, los gritos, las peleas, aquellos portazos que se sienten con un orgullo que te corrompe por dentro. Vale la pena solamente por las risas, los abrazos, por los años juntos, y cada momento compartido, por la locura, las reconciliaciones, los viajes, y las experiencias. La rutina, todo vale la pena, con tal de verlos sonreír, de saber que cae uno, caemos todo, nos apoyamos a pesar de saber estamos yendo por nuestro camino a toda velocidad y un muro en frente nos aguarda la estampada, un sitio donde no ocultas nada de ti, eres como eres delante de ellos, quizá finjas tu tristeza, pero son los que no te juzgan y si lo hacen es por alguna razón, pero te defienden ante los demás. Los Que te dicen lo que piensan de tus decisiones sin tabú, sin ser a medias tintas, claro como el agua, y después de esa opinión a pesar de que camino quieras tomar, a pesar de que ellos vean que te equivocas siguen ahí, apoyándote, a veces en silencio para que notes que no estás solo, o simplemente ahí, haciéndote reír, llorando contigo, escuchándote lo que sientes.
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