Un deseo indescriptible invade todo mi ser… Me acerco más a ti, a centímetros de ti, nuestros cuerpos se rozan, un impulso nace en mí, quiero besarte esos labios, me inclinó, pero tu mano se pone en mi cuello, y me acercas hacia el lado de la puerta, teniéndote delante, cautivada…. Tan cerca, que volvía enloquecerme, tu aroma, tu aliento, tus labios tan cerca de mí… Me miras… Vuelves a tener el control de la situación.
-Tenemos toda la noche, pajarito, no corras- pronuncias con una sonrisa…
Aun con tu mano en mi cuello, me besas apasionadamente. Eso hace que aguante la respiración, dejándome sin aliento. Vuelves a sonreír. Entonces tu mano recorre por mi pecho, y me coges de la mano y te sigo, me estoy poniendo nerviosa, a cada paso que damos, se pronuncian mis tacones al andar. Me tiembla hasta el alma, pues, mi alteración por ti está en cada parte de mi cuerpo. Y más después de todo lo sentido, todo lo que me provocaste durante la fiesta…
Nos acercamos a los sofás, sueltas mi mano. Te sientas en el sillón, yo pie delante de ti, me miras… de abajo arriba.
-Quítate la ropa, pajarito – tu voz, con tanta autoridad, se me acelera el corazón... No sé ni a donde mirar, ahora mismo…
Quiero provocarte. Sé que eres una debilidad ante mi cuerpo, ante mí. Dejo el bolso en una mesita del lado del sofá.
Me pongo en frente tuya, me quito primero las alas, y empiezo a deslizar lentamente uno de los tirantes. No dejas de mirarme con esos ojos… Y eso me gusta, me muerdo los labios de manera inconsciente, deslizo el otro tirante. Me doy la vuelta, y con una de mis manos voy hacia la cremallera, bajándola lentamente, el sonido de la cremallera bajarse se puede oír entre toda la tensión entre tu mirada y yo… Pero no hay prisa, o eso es como lo deseas, quiero jugar con tu paciencia, pero al momento por muy lento que fuera, llego al final de la cremallera, suelto, y el vestido empieza abajarse, deslizándose por mis glúteos, mis piernas… Aun estando de espaldas, puedo sentir tu mirada lasciva sobre mí. Entonces el vestido cae. Estoy desnuda. Noto tu presencia, estas de atrás de mí. Me acaricias los hombros… me apartas el pelo de mi oreja, dejándola a la vista.
-Dime pajarito, ¿Qué deseas ahora? – susurras en mi oído.
-Te deseo a ti – Dije con total seguridad.
-Demuéstralo- Esa palabra fue suficiente como para voltearme. Sé lo que quiero hacer.
Me agaché, quedándome arrodillada ante ti, mirándote desde abajo, mis manos acariciaban tus muslos mientras te seguía observando, y empiezas a desabrocharte el cinturón... Te lo quitas del todo, lento, te gusta hacerlo todo despacio, el silencio se rompe con ese sonido, te quedas con el cinturón en una mano lo doblas por la mitad. Me estás alterando, no solo en oírlo sino en verlo… ¿Te estás preparando? Pienso al ver esa acción.

Me miras sonriendo y te vuelves a sentar en ese sillón, lo que me hace ir gateando un poco hacía a ti, vuelvo a rozarte los muslos, y ahora me acerco a ese botón, deslizo la cremallera, mientras te miro con ganas de saborearte. Saco tu miembro, tu polla ya está dura, y eso me gusta, me gusta alterarte como tú lo haces en mi… Cojo tu miembro con una mano y empiezo moviendo la mano como si te hiciera una paja, sonrío, y puedo ver y sentir como levantabas la mano donde tienes el cinturón doblado, listo para azotarme, cosa que deseo, pero antes de que pudieras hacer nada, mi lengua empezó a lamerla toda su longitud, dejando el capullo como último, dando una lamida algo superficial al final, un roce con mi lengua, pues es lo primero que quiero saborear, adentrar en mi boca, sentir el glande caliente, besarlo con delicadeza y suavidad. Es la zona más sensible, quiero que sientas bien mis labios, mi lengua, pero sin prisa.
Delante de tu miembro, desnuda, agachada, no puedo estremecerme más. Empiezo adentrar el capullo, en mi boca. Los acaricio con mis labios, lo adentro una y otra vez, aun con mi mano agarrada a tu polla, pero no soy paciente. No puedo ir lento, deseo devorarte. La quiero entera, en mi boca, escupí un poco para que me fuera más fácil. La metí de una sola vez, un poco más de la mitad, pero al sacarla succioné, lentamente, pues quería que lo notases, podía sentir como se endurecía más, ahora cada vez más rápido, sin prisa, pero, con mayor velocidad, intento abrir un poco más la mandíbula, pues la quiero entera dentro de mí, cada vez que subo y bajo, choco con mi mano, pues quiero que sientas placer en todo tu miembro, se puede percibir el sonido de las pulseras tintinear en cada movimiento… La saliva, inevitablemente se escurre por la comisura de mis labios, dejándote empapado, toda tu polla esta mojada...
Empecé a lamerla, puedo sentir cada vena en mi lengua, esto me está gustando, me estoy excitando, mis ojos quieren ver como disfrutas, mientras sigo saboreándote, chupándote la polla, te miro… Me gusta lo que veo, me estás observando y eso hace que me estremezca aún más, pero no me distrae, me gusta. Tu miembro no paraba de adentrarse a mi boca, disfruto escuchándote jadear, sigo con la mano moviéndola una y otra vez, y al mismo momento, empiezo lamiéndote los testículos, me los meto en mi boca, juego con ellos, y sigo lamiéndote hasta el glande, donde vuelvo a empezar a saborearte de nuevo, pero con mayor intensidad. Con más ganas, con más deseo. Como si fuera un helado por derretirse, por acabarse, y quiero degustar hasta la última gota de su sabor, de tu sabor…
Sigo metiéndome la polla en mi boca una y otra vez… Podía sentir como aguantas la respiración, puedo sentir que te está gustando, y eso, me hace excitarme, mis pechos se han endurecido y tengo mi entrepierna empapada… No quiero que te contengas. Mi ritmo vuelve a ser lento, y rápido, lento y rápido, quiero enloquecerte. Sigo comiéndotela más y más y más...
Hasta que al fin, me coges del pelo, pero yo continuo, sin cesar, entonces sin esperarlo, empiezas a embestirme, eso es lo que deseaba, me ahogas, una y otra vez, tu boca entra sin poder tener control, cada vez más adentro, más, más rápido, adentrándose en cada rincón de mi boca. Puedo sentir tu desesperación, tu lujuria.
Me la adentras todo tu miembro en una sola embestida, y te quedas ahí, parado, con tu miembro rozando mi garganta, tu polla empieza a palpitar dentro de mi boca dejando toda tu leche, llenas mi boca con tu semen, pero además de escupirla, o tragarla nada más sentirla, primero la saboreo y luego me la trago por completo. Al fin pude saborearte en total plenitud. Está delicioso, ese sabor, tu sabor, me encanta... Esto es un vicio, al momento vuelvo a relamerte la polla y a chuparla de tal manera que no quedase nada, ningún pedazo sin saborear, sin ser sentido... Vuelvo a ese efecto ventosa, a succionar toda la polla, toda su longitud, pero con mayor fuerza al llegar al capullo.
Te miro, estoy tan excitada ahora mismo, me enloqueces, solo comiéndote la polla…
Tu sabor estremeció todos mis sentidos, inundándolos de placer, no sé si te lo provoque yo a ti, con mi boca o fuiste tú en mí, con tu miembro, con ese delicioso miembro, al terminar, pusiste tu mano en mi barbilla levantándola, sonríes y eso me hace sonreír.
-No te muevas... – dices con tus ojos de lobo. Llenos de lujuria.
Te levantas, te guardas tu miembro aún erecto, y entras en una habitación.
Obediente, me quedé ahí, sin moverme, arrodillada, ante ese sillón donde tú estabas sentado, con mis glúteos algo pronunciados. Tan excitada, roce con las yemas de mis dedos en mi entrepierna, estoy empapada, demasiado empapada. Solo con ese roce siento que me voy a correr… Paro, y pongo mis manos encima de aquel sillón. Intento tomar aliento. ¿Por qué quiero volver a comerte la polla? Ese es mi pensamiento ahora.
Agacho la cabeza en aquel sillón, con ese pensamiento, intentando respirar y volver a tener algo de control sobre mí, y de repente escucho tus pasos volver.
Sonido suficiente para volver a cautivar mi atención en ti, siento que te acercas y mis pensamientos se desvanecen, enderezo mi cabeza, con mis manos aún en aquel sillón, y de repente, dejas escapar un azote en mis glúteos, un gemido sale de mis labios, no me lo esperaba. Al voltear vi que era un azotador de cuero, negro con un mango y varios flecos. Eso me hizo temblar, sonrojarme. Poniéndome nerviosa.
Estás de atrás de mí, pones un cinturón alrededor de mi cuello. Llevando mi pelo hacia un lado, lo atas. Lleva una cadena, la dejas caer por la parte de mis pechos, esta fría. Eso provoca que mis pezones endurezcan ante su tacto. Recorres tus manos hacía las mías, puedo escuchar tu respiración, tu cuerpo contra el mío. Te deseo. Me pones esas esposas, negras, supongo que también de cuero… Ahora te mueves… Estás a mi lado, puedes verme la mirada. En esa posición, desnuda y dispuesta a todo… Una de tus manos sigue agarrada a las esposas de mis manos, con la otra, con el azotador, recorres mi espalda lentamente… Bajo la mirada, sintiendo como lentamente estremeces mi cuerpo, ya no se si siento un escalofrió o si puedo sentir como si un tornado de sensaciones estuviera en mi piel, en mi ser, un tsunami devorando cada centímetro y tú fueras quién manejase ese tsunami a tu antojo. Me empiezo a cuestionar mientras sigo con esa sensación en mi piel. ¿Cómo puedes ser tan morboso? ¿Cómo puedes excitarme hasta este punto? Mi cuerpo expresa un efecto que solo tú provocas y mi razón no lo comprende.…
-Mírame pajarito - Tu voz. Me aceleras solo hablándome. Mi mente se vuelve a despejar, sigo notando el azotador en mi espalda, deslizándose. Volteo mi mirada hacia la tuya. Te estoy mirando, me estás mirando, tus ojos… Me pierdo en ellos... Mis ojos se desvían en tus labios. No hay sinónimos, no hay palabras para describir lo que ahora mismo puedo sentir, simplemente, te deseo como nunca antes he deseado a ningún hombre… Vuelvo a mirarte a los ojos. No es fácil mantenerte la mirada.
A una fracción de segundo y vuelves azotarme con eso, y mi gemido aún era mayor. No pierdo el contacto con tus ojos… Mis mejillas se sonrojan ante la presencia del momento, de tus ojos de lobo clavados en mí. ¿Eso querías ver? El placer que muestra mi rostro, mis ojos, mi voz, mi cuerpo... El placer que me provocas estando en tus manos. ¿Quieres verme gritar de placer y saber que tú eres el causante?
Añadir comentario
Comentarios