Bajo la mirada del Sr. Lobo parte 1

Publicado el 29 de noviembre de 2024, 15:12

Una amiga me vino a recoger a las nueve de la noche para que le acompañase a una fiesta, donde la habían invitado, pero no era una fiesta normal, era una de disfraces mencionó … pero yo no paraba de mirar el móvil, pues estaba conociendo a una persona, interesante y misteriosa, la cual me tenía fascinada. Aquí estoy, subida en un coche, con ella disfrazada de conejito, yo disfrazada de pajarito, un vestido bastante atrevido, de colores azul, verde, rojo, amarillo, era apretado, si me agachase creo que se me vería todo, tenía flecos que se movían con cualquier movimiento de mi cuerpo, de mi manera de andar o incluso al bailar, unas alas en mi espalda no muy grandes, llenas de plumas. Usé unos tacones negros, no muy altos, y unas tobilleras con alguna pluma, me puse mis pulseras, que tintineaban con el momento, me gusta tener cierta atención. Dejé mi melena suelta, nada especial, me pinté la línea de los ojos, y me puse un color rojo en mis labios, una máscara de plumas multicolor y un pico no muy pronunciado, para intentar cubrir mi rostro.

No dejaba de mirar alrededor, cada vez nos alejábamos más de la civilización pues, para mi sorpresa, la fiesta era en una casa en mitad del bosque, me gusta, pero también es algo siniestro. Después de veinte minutos llegamos a la casa, había muchos coches diferentes colores, tamaños, marcas y alrededor de la casa había una multitud de personas disfrazadas, animales, vikingos, vengadores, piratas, pues la única condición eran las máscaras. Ese lugar carecía de cobertura, prácticamente estábamos aislados, la casa era preciosa de madera, dos pisos y un porche, sacada de una película, por fuera todo era de color madera, pero al entrar era bastante moderna, con algún toque antiguo. La decoración es increíble, cortinas con perfecto doblado, colores cálidos, luces que van de un lado al otro, la música empezó a sonar, el alcohol empezó a fluir... Mi amiga me abandonó por lo que parecía un zorro, quizá suene algo irónico, pero no, era su novio y estaba hecho adrede... Eligieron los disfraces juntos.
No conozco a nadie y aunque los conociera no podría reconocerlos con las máscaras...
Pasaron horas, me divertí, bailé, canté, disfruté, me emborraché, al rato la música paro y el anfitrión mencionó unas palabras de las cuales yo sin verle, fui saliendo de esa multitud, de esa casa…
Ahí, con un vaso lleno de licor, con las estrellas alrededor pude desconectar un poco del caos del interior.
De la nada sentí una sensación extraña, apoyada en aquel porche, miraba alrededor donde estaba el bosque, quise revisar mi móvil, pero aún seguía sin cobertura. De repente una voz me susurró…
"-Hola pajarito"-
Esa voz, inquietó mis sentidos...
Volteé mi mirada, un lobo de detrás de mí, más alto que yo, moreno, pero no es un lobo normal, no tiene pelaje, sino un señor lobo, con traje negro, camisa blanca, tiene un cinturón clásico, la máscara le cubre todo menos sus labios, tiene un poco de barba y bigote, el pelo largo … me giré y de repente... su aroma inundó mis sentidos...
-Que bién hueles! - susurré, cuando solo quería pensarlo…
Diste un paso hacía a mí, y pusiste las manos en la valla donde aún estaba apoyada, aunque de espaldas...
Sonríes, porque sonríes... un escalofrío recorrió mi piel...
-No he dejado de mirarte en toda la noche, me gusta como bailas... -dices con voz baja.
Sorprendida, yo ni tan siquiera había mirado a alguien de mi alrededor...
Tus manos se acercan a las mías, las yemas de tus dedos recorren mi brazo, y tu mano se acerca a mis labios, los acaricias… No es normal lo que me estás produciendo, pero la realidad nos despierta cuando un Vengador te reclama...
Aún sobresaltada... Tomé aire y regresé al interior de la casa. Ahora era yo quien no dejaba de mirarte... ya no veía la multitud, solo te veía a ti... Me miras y con inercia una sonrisa se dibuja en mis labios, y ahora en los tuyos... Intento disimular, pero al voltear mi mirada muerdo mis labios...
Mi amiga y su novio interrumpieron mis pensamientos, de repente respiraba tu aroma, te busco a mi alrededor, entonces lo noté, acariciaste mi mano mientras cruzabas por detrás de mí, fuiste directo a buscar una copa, así que no lo pensé y te seguí. Me ofreciste una y yo intenté cogerla rozándote la mano, con suavidad, lentamente, no dejo de sonreírte y tú no dejas de mirarme con esos ojos...
Después de horas, de miradas, roces, y demasiada bebida, tuve que ir al baño, pero estaba ocupado. Un pingüino me dijo que arriba había uno, así que subí, entré en el baño, y al salir, ahí estabas, mi corazón se acelera, te acercas a mí y cada paso que das, yo doy uno hacia atrás, hasta tocar con la espalda la puerta del baño. De repente, sin esperarlo, me besas, un beso bastante apasionado, una de tus manos se pone en mis glúteos y la otra está en mi cuello, la subes hasta la mandíbula dejando el cuello a la vista, y ahora me besas por el cuello, estás a punto de provocarme una locura... Puedo notar tu aliento encima de mi piel, puedo sentir tu respirar... Empiezo a tocarte, por tu pecho, tu abdomen, y antes de poder rozar tus pantalones me coges de la mano y aun con tus labios en mí cuelo suben a mi oído, susurrándome…
-"No te he dado permiso pajarito, yo soy el Alfa, yo mando"-. Entonces la mano que está en los glúteos dejo de sentirla, abres la puerta del baño y entramos los dos, ahí me quitas la máscara, sonríes…
“-Así que eres tú, pajarito”- comentaste aún en voz baja, sin saber de qué me estás hablando, me quedo algo intrigada.
- ¿Quién eres? - pregunté. Me miras…
– ¿Quién te gustaría que fuera? - mencionaste con una sonrisa.
Intenté acercar mis manos a tu máscara, antes que pudiera tocarla con tu mano me cogiste de la muñeca llevándola hacia atrás a la misma pared donde me tenías cautivada… tu aroma … tus labios tan cerca…
-No sé qué buscas en esta fiesta, pero sé lo que deseas pequeña….
Dijiste mientras tus manos acariciaban mis muslos, en dirección a mi entrepierna. Ya está, puedo sentirte, mi respiración está agitada, la verdad es que me estás poniendo cachonda, tus dedos rozan mi clítoris y momentos después se adentran suavemente dentro de mí...
-Estás empapada, pajarito... –dices sonriendo
Tus palabras me hacen sonrojarme, no pude evitarlo, un gemido tímido, pero involuntario salió de mis labios, una de tus manos va hacia mi cuello, me miras, con tus ojos de desafío, de deseo, de lujuria... Realmente tienes ojos de lobo… Llaman a la puerta, pero no le doy atención, pues mi atención, mi cuerpo, toda yo, estoy ocupada en tus manos… Tú tienes el control de mí…
Te detienes, me miras sonriendo y sales de ahí dejándome excitada, intrigada...

Al volver en mí, y poder volver a tener el control de mis sentidos, de mi cuerpo, deslizo mi tanga por mis piernas, y termino guardándomelo en la mano hecho una bola. Salgo del baño y ahí estás hablando con varias personas, aunque tus ojos siguen puestos en mí. Entonces me acerco … “no eres el único que sabe jugar”, pensé.

Pasé por tu lado y rocé tu mano, dejándote mi tanga rojo en ella.
No sé quién puedes ser, pero nadie me ha hecho sentir así…
Tu mirada seguía en mí, y ahora no parabas de mirar mi cuerpo, no creo que se me vea que no llevo ropa interior pero tus ojos parecen que me desvisten…
Estoy hablando con mi amiga y su novio, brindamos, y de repente apareces. Ellos te conocen, y nos presentan, me das dos besos, tengo tus labios tan cerca de mí … mi respiración se entrecorta cada vez que te acercas tanto, al unísono de aquel beso, con tu mano rozas por encima de mi vestido, los glúteos y vuelves a dar un vuelco a mi corazón, acelerándome, me estás provocando, sonrio y entonces antes de irte, me dejas algo en mi mano, es un papel, hay algo escrito “si quieres saber quién soy, sube a la habitación de la izquierda y ponte la venda en los ojos”. ¿Debería obedecer?, realmente no es una orden, pero así lo siento, la curiosidad, la duda, me intriga y accedo. Voy subiendo las escaleras y entro en la habitación de la izquierda. Me quito la máscara y encima de la cama estaba una venda, la cual me pongo en mis ojos. ¿Qué otra cosa podía hacer? Ya había subido las escaleras y tú lo habías visto. No podía echarme atrás ahora. No veo nada. No sé si debería fiarme de ti, pero admito que esto me tiene excitada… No sé qué me está pasando, pero estoy tan alterada, tan húmeda, mi respiración se agita al escuchar un sonido, intento dejar de pensar… Así identificar ese sonido… Son de unos pasos subiendo las escaleras, hace que me sienta petrificada. Mi nerviosismo va en aumento con el resonar de cada zancada, se detiene y abre la puerta del baño, suspiro, no es él. No eres tú. No puedo aguantar más, estás jugando conmigo. Me estás volviendo loca…
Vuelvo a sentir unos pasos, pero ahora no me dan la misma sensación que antes. Menos tensa, menos nerviosa, pero en el momento que se detiene frente a la puerta, el corazón se me hiela, para un instante después latir desbocado. Joder seguro que es él, pienso. Mis dientes mordisquean mis labios de forma inconsciente. Casi noto como mi coño vuelve a lubricar, mientras mis pezones erectos ya se marcan en mi vestido ante la falta de sujetador. No lo puedo negar, esto me tiene excitada… La puerta comienza a abrirse de una forma lenta, pero sin pausa. No veo nada, no sé lo que pasa, ni quién está frente a mí.
-Tranquila, pajarito, soy tu lobo. Ya estoy aquí- dijiste susurrando.

Tu voz vuelve a enloquecerme... Ahora escucho el sonido del cierre de la puerta. Estoy en tus manos, a tu merced. El silencio y la tensión dominan el momento.
Puedo notar tus pasos hacía a mí, tu presencia está justo en frente. No me atrevo a pronunciar palabra. No soy capaz de decir nada.
Me das la vuelta de manera violenta, acaricias mis brazos hasta llegar a mis manos, las cuales las coges y las pones encima de la cama... Mi corazón se acelera, tus manos vuelven a recorrer mis brazos, y de repente con una mano me quitas las alas, me abres el vestido lentamente, como si fuera un regalo que desenvolver. Quería pronunciar palabra, en cuanto me salió una palabra de mis labios, me callas, el vestido se desliza hasta caer en el suelo… Puedo escuchar el sonido de cómo te desabrochas el cinturón, y como lo deslizas hasta tenerlo en la mano, ese sonido es difícil de describir, me estoy poniendo más nerviosa de lo que me esperaba…  Puedo sentir el cinturón rozando mis glúteos, lentamente, no tienes prisa, pero tu paciencia me desespera… Me estremeces, con una mano te diriges por mi espalda, acariciándome en dirección la cabeza, ahí coges mi pelo, y mientras tiras de él, me azotas fuerte con ese cinturón, una y otra vez…
A momentos me dan ganas de gritar, de placer… De repente paras, y con ese cinturón lo atas alrededor de mi cuello, mientras con una mano me diriges hacía a ti… y de repente el sonido de la cremallera deslizándose… Me excito solo con sentir como me tienes en frente de ti. Quiero decir algo, pero en el mismo instante pones tus dedos sobre mis labios y los acaricias… Me acercas contra a ti, te detienes. En el primer momento, no me doy cuenta, pero justo después de ese segundo eterno, empiezo a notar ese olor a polla tan peculiar…
Con una mano agarro ese miembro, duro, y empiezo a darle suaves besitos en su glande. No tardo mucho en empezar a lamerlo en toda su longitud y, poco después, me la meto entera en la boca comenzando a mamártela con ansia mientras noto como tu mano acaricia mis pechos, puedo sentir como te gusta, pero no quiero que te guste quiero que te vuelva loco, así que, sin pensarlo, empiezo a comértela con ese efecto ventosa, metiéndomela entera, sin parar, una y otra vez… Me separo de ella y aun agarrada con mi mano, saboreo de un lametón todo tu miembro, y vuelvo a introducirlo dentro de mi boca, pero esta vez sin prisa, despacio, lento, como si fuera un helado a punto derretirse, como si fuera un hielo en mitad de un fuego… No quiero parar, esto me está gustando, intento forzarme, quiero que esté entera en mi boca, así que la entro dentro de mí, hasta el fondo, aunque me ahogo al intentarlo… ahora empiezo a comerte la polla con algo más de ritmo, sigo sin parar, arriba y abajo, arriba y abajo, rápido más rápido, y con la ayuda de mi mano… Puedo sentir el sonido de mis pulseras chocar entre ellas... Esperando que pierdas el control, tu respiración se agita, siento que lo estás perdiendo, me coges del pelo e intentas follarme la boca con varias embestidas… Me ahogas en cada embestida, me gusta la sensación de enloquecerte, de ser el motivo de tus gemidos de tu excitación. La sacas de mi boca, y aun con el cinturón en el cuello me haces levantarme, seguirte, dando unos pasos en aquel cuarto, lo desenredas, y lo sacas de mi cuello, puedo notar tu presencia tan cerca de mí... Estoy tan excitada, me besas, te beso, nos enredamos en aquel beso, con todas las sensaciones a flor de piel y tu aroma embriagador, no lo pienso, cojo tu mano, la cual la llevo hasta mi vagina… y con la otra empiezo a masajear tu miembro palpitante y chorreando…
-Me tienes excitada- te susurro... Sé que puedes notar mi entrepierna húmeda. En ese momento quitas las manos de manera rápida, me coges y me tiras en la cama…
Con ese cinturón me atas las manos…
-Yo mando aquí, no tú. Yo decido, tú obedeces pajarito…- Dices mientras me giras dejándome a cuatro patas y entonces me azotas en los glúteos, con la palma de tus manos…
Un gemido se me escapa, grito, estoy tan cachonda, tan excitada, me abres de piernas y empiezas a rozarme el clítoris, juegas con él y eso me estremece, al momento pones tus dos dedos dentro de mí…
Con otra mano tocas mis pechos desnudos. Los acaricias, pellizcas mis pezones. Sigues aun azotándome los glúteos… Tu mano recorre de mis pechos al cuello, me echas hacía a ti… Te acercas más a mi cuello, me besas sin cesar… al momento me susurras…
-Eres mía, y haré contigo lo que desee. – dices con la voz cortada y jadeante.
Con tu cuerpo tan cerca del mío, puedo sentir como te quitas la camisa, botón a botón mientras me tienes enfrente de ti, jugando conmigo. Tus palabras y el momento, no podría estar más de acuerdo contigo, pues ese momento lo habías provocado al poner tus ojos en mí… Tu miembro roza mi entrepierna, no puedo aguantar más... quiero que me folles.
- Fóllame– dije susurrando casi suplicando que me hagas tuya de una vez...
Pero te gusta tenerme así, ansiosa, te gusta verme tan sumisa para ti… Tu miembro roza mi entrepierna… Disfrutas poniéndome al límite, pero me azotas con tus manos, puedo sentirlo en mí, entiendo no debí decirte que me follaras… Pero quiero que lo hagas…
Momentos después tu miembro entra sin ningún tipo de esfuerzo, lento, entero, hasta el fondo, estoy empapada… Puedo sentir tu respiración, tu placer, me agarras de la cadera, y no puedo evitar gemir… Sin darme tiempo a reaccionar, empiezas a embestirme de manera agresiva, una y otra y otra vez, y en cada embestida la metes entera dentro de mí… Me gusta, me enloquece… Al momento sales de mí, me das la vuelta, aun con las manos atadas, las levantas y vuelves a introducir tu miembro dentro de mí… Sin moverte, me acaricias los pechos, estás encima de mí, ambos desnudos, tu mano me quita la venda, puedo verte. Eres tú! Tú eres mi lobo! Tú eres el del chat … eres tú!.
Todas aquellas amalgamas de sensaciones, de placer, se multiplican al verte, y eso me hace gritar de placer como una loca, mis piernas tiemblan, un hormigueo recorre mi cuerpo… Mis mejillas se sonrojan… Puedes notarlo, puedes verlo, he llegado al clímax de toda tensión… Con ese orgasmo que tú me has provocado…
Aun así, tú no te detienes, sigues…
Me das la vuelta y me pones encima de ti, intento deshacerme del cinturón que me ata las manos... utilizo mis dientes, aprovechó el momento que estás disfrutando, distraído, con mis pechos, comiéndotelos, mordiscándolos, mientras yo he logrado quitármelo, intento acercarte aún más hacia el colchón, en ponerte el cinturón, aunque es en vano, tienes más poder sobre mí… Me llevas las manos hacia atrás, los sujetas con una mano, mientras la otra sigue se acerca a mi cuello, aun con tu polla metida dentro de mí… me besas, yo no dejo de moverme, de mirarte, y tus ojos, tus ojos están llenos de deseo…
Me azotas el culo, nos besamos apasionadamente, esto ya no era un encuentro normal, ya no era simple sexo, simplemente teníamos que saciar el instinto animal que ambos teníamos ahora en nuestro ser… Fundiéndonos en nuestra piel, mirándonos a los ojos, ya no sabía si había tenido varios orgasmos o si era uno que había durado todo el encuentro...
Hasta que me dices que no aguantas más, cosa que me hizo moverme todavía más deprisa hasta que noto tus chorros de leche golpear el interior de mi vagina.
Cuando pensé que ya no podía sentir más placer con tu miembro aun palpitando dentro de mí ... lo sacas tan despacio que me estremeció…
-Límpiala… - dijiste todo excitado.
Acerqué mis labios sobre ella, y volví a saborearla de nuevo, con más intensidad, con ganas, lamiéndote cada milímetro de tu miembro sin dejar rastro alguno….
-Buena chica- me miras sonriendo, te levantas de la cama, y empiezas a vestirte.
- ¿Me devuelves mi tanga?
- ¿Qué tanga? Yo no te he visto ninguno. Dijiste sonriendo
-El que te he dado antes-
-Este?- sacas el tanga rojo de tu bolsillo…-Este es mío. - Definitivamente me enloqueces…
Sales de la habitación como si nada hubiera pasado. Aún desnuda, intento cobrar el sentido, me tiemblan las piernas… Me pongo nerviosa al recordar tu mirada, con esos ojos y esa sonrisa en la que siento que me desvistes, me devoras sin palabras, aunque la pronunciación de tus versos más atrevidos tomando partida a la imaginación más primitiva, cuando tu mirada se llena de perversión desenredan miles de fantasías en mi pensar…Tus besos fueron las caricias marcadas a fuego en cada centímetro a través de tus labios, tus yemas se fundieron en mi piel, y con cada roce pudiste controlar cada sensación que tuve…el juego de rozar nuestra piel, de sentirnos cerca del otro, de hablarnos entre miradas, de desearnos entre sinfonías y con todos los sentidos…

Sigo pensando en cada efecto que me has causado, cada alteración, mientras me visto. Salgo de la habitación y veo menos gente. La música ya no está en el ambiente, ni las luces de colores envuelven el lugar, solo puedo escuchar la gente hablar… La fiesta ha terminado. Veo a mi amiga en brazos de su novio, me estuvo buscando, mi amiga está demasiada ebria, se van juntos en el coche de él, me da las llaves para que me lleve su coche. Entre la multitud, todos los coches empiezan a desvanecerse… Subo al coche, quiero saber qué hora es, busco mi móvil y me doy cuenta de que no llevo el bolso, está en la sala.
Empiezo a subir los escalones sin escapar del pensamiento de lo cautivada que había estado, ¿cuánto tiempo estuvimos saboreándonos? Entro en la casa, el silencio es el único sonido que hay ahora, ése y el de mis pulseras tintinear al movimiento de mi mano buscando mi bolso … tardo unos minutos en encontrarlo. Me doy la vuelta y me dirijo a la puerta. Abro la puerta para salir, pero apareces, impides mi paso con tu presencia y de un portazo cierras la puerta…
- ¿A dónde vas pajarito?
-A casa, la fiesta ha terminado… - dije toda inocente...
-No, ahora estamos solos, y esto no ha hecho más que empezar… -Dices sonriendo…
Con tan solo escuchar esas palabras, una serpiente revolotea por todo mi ser, mi respiración se entrecorta, y le das tal vuelco a mi corazón que empieza acelerarse, al mismo tiempo la piel se pone de gallina, te acercas y un escalofrío rodea mi espalda, solo puedo sonreir, mirándote…
-Si, mi Señor…  - dije deseándote…

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