Familia

El vínculo más poderoso, generoso, puro. O al menos en mi caso. Un tesoro incalculable, más valioso que cualquier fuerza terrenal, incluso diría que celestial. A pesar de las mentiras o verdades disfrazadas, los gritos, las peleas, aquellos portazos que se sienten con un orgullo que te corrompe por dentro. Vale la pena solamente por las risas, los abrazos, por los años juntos, y cada momento compartido, por la locura, las reconciliaciones, los viajes, y las experiencias. La rutina, todo vale la pena, con tal de verlos sonreír, de saber que cae uno, caemos todo, nos apoyamos a pesar de saber estamos yendo por nuestro camino a toda velocidad y un muro en frente nos aguarda la estampada, un sitio donde no ocultas nada de ti, eres como eres delante de ellos, quizá finjas tu tristeza, pero son los que no te juzgan y si lo hacen es por alguna razón, pero te defienden ante los demás. Los Que te dicen lo que piensan de tus decisiones sin tabú, sin ser a medias tintas, claro como el agua, y después de esa opinión a pesar de que camino quieras tomar, a pesar de que ellos vean que te equivocas siguen ahí, apoyándote, a veces en silencio para que notes que no estás solo, o simplemente ahí, haciéndote reír, llorando contigo, escuchándote lo que sientes.

La familia en  es difícil, son varios caminos, distintas personalidades, o incluso caracteres similares, pero personas diferentes, diferentes perspectivas, diferentes gustos, todo es diferente. Pero unidos, por un sentimiento, un lazo, un vínculo, algunos es el biológico otros no, el vínculo va más allá. En mi caso si hay un vínculo biológico, pero también construí mi propia familia sin ese vínculo, tengo la mía y solo la agrande.
Es con quien contar, cuando estás mal, cuando te encuentras, mal, cuando el miedo te abraza, o simplemente cuento quieres pasar tiempo con esa o esas personas.
Mi familia no será perfecta, de hecho, no creo que haya alguna persona en la tierra que lo sea, pero es la que me toco, una lotería en la que no jugué, pero salí ganando, pues no me podría imaginar mi vida sin ellos. Y aunque seamos cabezotas, aunque haya malas rachas, y discusiones, al momento podemos sonreír juntos, aunque los enfados estén ahí por los caminos de la vida, podemos seguir contando las piedras del camino juntos.
Es el hogar, tarde mucho tiempo en entender que el hogar no es un lugar, no es donde creciste, es con quien. Con quien estuvo ahí siempre, con tus hermanos y las tardes que vivimos, con tus padres y lo evolucionó de mi existencia, hay etapas, etapas de enfados, etapas de que querer cogerlos de la mano, etapas de besos antes de ir a dormir, etapas de que ya no estás en casa y cuando vuelves no sabes ni donde están las galletas, etapas de risas, de momentos cotidianos, de ir a la compra, etapas de juntarnos cualquier excusa es buena, etapas de bromas, y a veces todas las etapas se unen en una sola.
Pero lo que sí puedo asegurar que aquí todos somos importantes, y todos los sentimientos y razonamientos cuentas, porque miramos por la familia antes que, por nosotros, porque a pesar de todo, vamos juntos de la mano, aunque nuestras huellas no se rocen. Y todos somos imprescindibles, importantes y necesarios, porque todos somos un puzle y cada uno es una pieza distinta y juntos creamos el mejor rompecabezas.

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