Vrs 1

Publicado el 11 de octubre de 2024, 11:48

Como de costumbre entre en el bus esperando no llegar tarde.

No había asientos libres, así que me tocó ir de pie. En la siguiente parada suele subir él.

Ahí entraba, con su sonrisa inquietante, sus brazos fornidos debajo de aquel traje. Cruzamos nuestras miradas como si no hubiera nadie más. Se acercó y puso su mano cerca de la mía, en aquella barra de metal para no caer. No menciono palabra, pero su sonrisa me decía que algo tramaba. Bajo su mano y yo bajé la mía, no volvió a bajarla, y yo la subí, entonces el subió su mano hasta la mía donde la agarro con firmeza.

El bus freno en seco y caí encima de aquel hombre alto y moreno, dejando a milímetros de esos labios que tentaban al peligro.

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