Fantasmas que nos rodean

Publicado el 21 de octubre de 2024, 11:03

Desde niña hablaba y veía personas que nadie más podía ver. Mis padres creían que eran imaginarios. Fui creciendo y me di cuenta que aquellos seres que veía eran mágicos hasta hoy. Pude sentir el dolor, la ira, esa persona alta morena y ojos claros me aterraba. A cada sentir podía ver un delirio que no me pertenecía. Quise saber más ya que me asustaba descubrir que aquellas personas que solo yo veía eran fantasmas. En este pueblo son muchos los que deambulaban por las calles, se dice que dejaron una cuenta por resolver. En mi último delirio, pude ver un niño disfrazado de fantasma un ruido repentino y sangre en la sabana que debía de ser blanca. El dolor surgía de la tristeza, pero la ira salía del corazón. Algo me apuñalo podía oír la voz de un hombre
“te lo advertí que pasaría “no comprendo muy bien tal situación, pero entiendo que una amenaza la acompaña, pero que quería ese fantasma? ¿Porque me hacía pasar por esta locura? ¿Qué espera de mí?

Pasaron varios años y deje de verlos, supongo que ya había crecido y no tenía tal poder, maldición o virtud según se mire, estaba más tranquila, pero tenía la sensación de estaban ahí y ya no podía verlos. Sin embargo, hice mi vida de manera normal; después de 7 años, Ya estaba a punto de cumplir los dieciséis, ya se acerca mi cumpleaños. Encima me encanta porque es Halloween y siempre está decorado, con calabazas, caramelos y chocolatinas por todos lados, hacemos dos fiestas en una, disfrutamos todos juntos, empezamos con la fiesta de cumpleaños donde todos vamos elegantes, pero luego en mitad de la fiesta sacaran disfraces de todos los tamaños nos cambiamos nos pintamos la cara, y seguimos siendo elegantes, pero con un toque terrorífico.

Vamos por el pueblo haciendo truco y trato, luego regresamos a la fiesta y echamos al aire confeti y fuegos artificiales.

Cada año lo hacemos en casa, pero esta vez es una ocasión especial, y mis padres consiguieron poder hacer la fiesta en una casa abandonada que parecía un castillo. Con un poco de imaginación claro. Todos pasaríamos la noche ahí. Estoy contenta, y no puedo con tanta emoción. De golpe vi un fantasma yendo por un pasillo, creo que es mi primo Jorge.

- ¿Dónde vas?, la fiesta es por el otro lado, vamos fantasmita vente- Oye Jorge vamos, vente, vamos a comer, ¿Adónde vas?

-Veía que se iba alejando y no entendía porque, le seguí mientras no paraba de gritarle.

-Nos estamos alejando mucho, vente por favor Jorge.

Se metió en una habitación y le seguí, se quedó mirando una estantería me acerqué, y de golpe la sabana se quedó en el suelo.

No había nadie debajo de la sabana, que pasa, que es esto, no entiendo nada, de golpe la puerta de la habitación se cierra, y me asusto, quiero salir de aquí, me dirijo a la puerta, pero no la puedo abrir, empiezo a golpear para que me escuchen, pero nadie me escucha y un ruido me hace mirar hacia atrás, es la estantería se está moviendo.

Curiosa y asustada me acerco hay un pasillo, me dirijo hacia dentro esperando encontrar una salida. Todo está oscuro, y unas entorchan se iluminan con fuego.

-Hola quien está aquí? - Si esto es una broma no tiene gracia.- Dije algo enfadada.

Llegue a una puerta, abrir la puerta y había una habitación llena de fantasmas por sabanas.

-Hola, ¿quiénes sois? ¿qué hacéis aquí?, ¿cómo habéis entrado? ¿Qué es este lugar?

Entonces una visión me devoro, podía sentirme en un lugar extraño y frio, algo oscuro y una sombra que decía que le pertenecía, que no podíamos hacer nada más que quedarnos aquí, que nadie nos ayudaría, que no podíamos hacer más que ver a otros vivir su vida. Que se alejaran mí. De mi yo pequeña. Vi como los torturaban y el dolor que les producía. A lo que me devolvió la realidad un fantasma pequeño que me tiraba de mi disfraz.

-Vete, ya está a punto de llegar, se enfadará si te ve aquí.

Asustada quise echar a correr, pero cada vez que me alejaba podía sentir el miedo, y que me pedían ayuda eran susurros, pero parecían gritos.

Que estaba pensando, que había sido todo eso, no entendía nada.

La fiesta cambio mis sensaciones y sentimientos, ese lugar escondía algo mucho más grande e importante. Cuando la fiesta termino todos fueron a dormir en el gran salón, colchones por todos los suelos. Risas y ronquidos llenaban el vacío de la noche oscura.

Yo, después de lo vivido no podía dormir. Mi primo mayor Juan tampoco se quedaba dormido, me dijo de contar historias de miedo, o de ver un poco más la casa donde nos encontramos. Con toda la confianza le conté lo que había pasado.

-¿Pero, no decías que hacía años que ya no te pasaba?

-Por eso no entiendo porque ahora los vi otra vez.

- ¿Vamos a mirar, en que habitación estaban? Yo te acompañare.

Continuara….

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