Garras felinas

Publicado el 21 de octubre de 2024, 10:25

-Meredit, vamos ven al coche.

-Ya voy mama

Aquí estoy mirando atrás mudándonos y dejando todos mis amigos en aquel lugar.

-A dónde vamos como es? - vamos a casa del abuelo un pueblo pequeño con muchos árboles. -Mama el abuelo está bien-Si vamos a darle una sorpresa.

Dos días antes mi madre hablaba por teléfono con la abuela, escuche su preocupación por el abuelo ¿Qué me ocultaba?

 - ¿Y tú naciste ahí? -

-Si te lo contare un poco, nos pasamos casi todo el camino hablando de su infancia y adolescencia hasta que llegamos, parecía un lugar abandonado,

Al llegar, es un olor peculiar, como a mis abuelos con mezcla de detergente, me gusta este aroma, pero mi abuelo esta raro, mi abuela me abrazo y se alegró de verme.

Mi abuelo me decía que no estaba segura y empezó a discutir con mi madre, no entendía mucho porque discutía, no le gustaba que hubiéramos ido. Mi abuela me dice que ya se le pasara.

Ya era la hora de la cena, y después de cenar, mama se fue a la ducha y mi abuela preparaba la que sería mi nueva habitación, me quede mirando la tele con mi abuelo, a lo que empezó a contarme una historia bastante peculiar.

-Tienes que estar preparada este lugar tiene leyendas, pero no son solo leyendas ocurre de verdad, cada Halloween cuando la luna está en lo alto del cielo, los gatos callejeros o incluso los que tienen casa cada vez que vuelve la luna las sombras les susurra… entonces algo extraño les pasa se vuelven locos, y atacan a cualquiera que se ponga a su camino, ¿has visto alguna vez una película de zombis?

Asentí con la cabeza.

-Pues es algo parecido.  

Mi abuela apareció y mi él se calló, No me parecía que mi abuelo estuviera loco. Podría ser que lo contase fuese real. Aun así, no me creí mucho la historia, gatos poseídos.

Me fui a mi nueva habitación, era preciosa, de color blanco en las paredes, con alguna fotografía en la pared, y algún cuadro que había pintada cuando era más pequeña, una cama con una manta tejida por mi abuela, y un escritorio que tenía todo, colores, rotuladores, un ordenador, lápices y bolígrafos de todos los colores, hojas y de todo. En el armaría había ropa de cuando era más pequeña ahora pondré la que me va bien, se acerca alguien.

-Mi amor ve a dormir mañana miraremos de inscribirte en el colegio de momento aun así tienes que descansar ha sido un largo viaje. Volveré en un rato y si quieres te cuento un cuento para que duermas.

-Vale mama, e dejado en la maleta la ropa pequeña que había en el armario, me cepillo los dientes y me tumbo en la cama-

Ya tumbada en la cama con una pequeña luz naranja, intentaba dormir, pero no podía.

-Mama- grite

-Dime, ¿quieres que te cuente un cuento?

-Ya soy grande, pero me gustaría beber un vaso de leche, pero no sé dónde está el Nesquik.

-Vamos, que te muestro donde esta.

Fuimos a la cocina, y me tome mi vaso de leche con mama, las risas se encontraban en el ambiente. Desde que llegamos mi madre todo el rato estaba seria y ahora por fin sonríe.

Volví a mi habitación, me tumbe en la cama y me quede dormida leyendo un libro. Pero a media noche un ruido me despertó, mire por la ventana, y vi gatos, hay un montón de gatos con los ojos verdes, no puede ser, no puede ser que el abuelo tenga razón. Había un hombre paseando, intentando ahuyentar a los gatos, y de golpe todos se le echaron encima, no se podía ver con claridad, pero el hombre gritaba, me fui corriendo a buscar a mama parecía una pesadilla, se lo conté y cuando miro por la ventana no había nada, como es eso posible.

Continuara…

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