Aquí estoy preparándome para ir a una fiesta, recién duchada, un disfraz encima de mi
cama, suena el móvil y lo miro con rapidez, ese sonido solo sale cuando él me habla...
Esta historia no empezó hace mucho, navegando por chats, por curiosidad… Y des de
entonces empezamos hablar… Me intrigaba…
Ya estaba lista cuando el timbre resonó por la casa… Ya está aquí.
Una amiga me vino a recoger a las nueve de la noche para que le acompañase a una
fiesta, donde la habían invitado, pero no era una fiesta normal, era una de disfraces
mencionó … pero yo no paraba de mirar el móvil, esperando una respuesta de ese
hombre… Pues estoy conociéndole, una persona interesante y misteriosa, la cual me
tenía fascinada.
Aquí estoy, subida en un coche, con ella disfrazada de conejito, yo disfrazada de
pajarito, un vestido bastante atrevido, de colores azul, verde, rojo, amarillo, era
apretado, si me agachase creo que se me vería todo, tenía flecos que se movían con
cualquier movimiento de mi cuerpo, de mi manera de andar o incluso al bailar, unas alas
en mi espalda no muy grandes, llenas de plumas. Usé unos tacones negros, no muy
altos, y unas tobilleras con alguna pluma, me puse mis pulseras, que tintineaban con el
movimiento, me gusta tener cierta atención. Dejé mi melena suelta, nada especial, me
pinté la línea de los ojos, y me puse un color rojo en mis labios, una máscara de plumas
multicolor y un pico no muy pronunciado, para intentar cubrir mi rostro.
Le mande una foto de cómo iba vestida, comentándole que posiblemente no podría leer
sus mensajes… Él también tenía un compromiso esta misma noche.
No dejaba de mirar alrededor, cada vez nos alejábamos más de la civilización pues, para
mi sorpresa, la fiesta era en una casa en mitad del bosque, me gusta, pero también es
algo siniestro. Pero con ella al lado, todo era más divertido, la música a todo volumen
en aquel coche, todo era más despreocupado, cantamos durante todo el trayecto…
Después de veinte minutos llegamos a la casa, había muchos coches diferentes colores,
tamaños, marcas y alrededor de la casa había una multitud de personas disfrazadas,
animales, vikingos, vengadores, piratas, pues la única condición eran las máscaras. Ese
lugar carecía de cobertura, prácticamente estábamos aislados, realmente es un lugar
hermoso, me gusta la naturaleza, el bosque, es tranquila y calmada, y tiene una belleza y
aromas difíciles de expresar.
La casa es preciosa de madera, dos pisos y un porche, sacada de una película, por fuera
todo era de color madera, pero al entrar era bastante moderna, con algún toque antiguo.
La decoración es increíble, cortinas con perfecto doblado, colores cálidos, luces que van
de un lado al otro, la música empezó a sonar, el alcohol empezó a fluir... Mi amiga me
abandonó por lo que parecía un zorro, quizá suene algo irónico, pero no, era su novio y
estaba hecho adrede... Eligieron los disfraces juntos.
No conozco a nadie y aunque los conociera no podría reconocerlos con las máscaras...
Des de un rincón podía ver al gente pasándoselo bien. Y yo no vine para quedarme solo
como una observadora… Saber que nadie me conoce, es algo que me tiene relajada, no
hay vergüenza o timidez, sin pensarlo, empiezo a sentir y disfrutar del momento…
Pasaron horas, me divertí, bailé, canté, disfruté, me emborraché, sin prestar atención a
lo que me rodeaba, me sentía como si estuviera en mi habitación, como si no hubiera
nadie más que yo, la música, bailando sin control…
Al rato la música paro, eso me hizo volver a la realidad, a lo que me rodeaba. El
anfitrión mencionó unas palabras de las cuales yo sin verle, sin escucharle, fui saliendo
de esa multitud, de esa casa…
En la entrada, en el porche, al fin un poco de brisa rozaba mi piel, su frescor, su olor a
tierra, no hay nada más relajante que eso, aunque silencio no había, podía escuchar la
gente hablar, reír, aun así, me sentía a gusto…
Ahí, con un vaso lleno de licor, con las estrellas alrededor pude desconectar un poco del
caos del interior. Me lo estaba pasando bien pero ya deseaba salir de ahí nunca me han
gustado las grandes multitudes… A mí amiga, sin embargo, le fascinaban este tipo de
fiestas… Siempre ha sido una mujer encantadora, hace años que nos conocimos por
casualidad, a pesar de las diferencias, ella me acepto tal y como soy, y yo a ella.
De la nada sentí una sensación extraña, apoyada en aquel porche, miraba alrededor
donde estaba el bosque, eso me hacía sentir un poco de miedo, supongo que demasiadas
películas de miedo se han creado en la oscuridad de un laberinto como este… el bosque.
Quise revisar mi móvil, pero aún seguía sin cobertura. De repente una voz me susurró…
"-Hola pajarito"-
Esa voz, inquietó mis sentidos... Cerré rápidamente el móvil.
Volteé mi mirada, un lobo de detrás de mí, más alto que yo, moreno, pero no es un lobo
normal, no tiene pelaje, sino un señor lobo, con traje negro, camisa blanca, tiene un
cinturón clásico, la máscara le cubre todo menos sus labios, tiene un poco de barba y
bigote, el pelo largo … me giré y de repente... su aroma inundó mis sentidos... -¡Que bien hueles! - susurré, cuando solo quería pensarlo…
Diste un paso hacía a mí, y pusiste las manos en la valla donde aún estaba apoyada de
espaldas...
En ese momento no pude pensar, no pude hacer nada… Mi respiración se
entrecortaba…
Sonríes, porque sonríes... un escalofrío recorrió mi piel... -No he dejado de mirarte en toda la noche, me gusta como bailas... -dices con voz baja.
Sorprendida, yo ni tan siquiera había mirado a alguien de mi alrededor...
Tus manos se acercan a las mías, las yemas de tus dedos recorren mi brazo, y tu mano
se acerca a mis labios, los acaricias… No es normal lo que me estás produciendo, pero
la realidad nos despierta cuando un Vengador te reclama...
Aún sobresaltada... Tomé aire y regresé al interior de la casa. No dejaba de pensar, de
cuestionarme que había ocurrido… Que había sido eso… Porque me sentí así… Como
si un hormigueo recorriese mi estómago una y otra vez... Esta sensación solo me la
hacía sentir el hombre del chat, ¿porque la estoy sintiendo ahora?
Ahora era yo quien no dejaba de mirarte... ya no veía la multitud, solo te veía a ti... Me
miras y con inercia una sonrisa se dibuja en mis labios, y ahora en los tuyos... Intento
disimular, pero al voltear mi mirada muerdo mis labios...
Mi amiga y su novio interrumpieron mis pensamientos, de repente respiraba tu aroma,
te busco a mi alrededor, entonces lo noté, acariciaste mi mano mientras cruzabas por
detrás de mí, fuiste directo a buscar una copa, así que no lo pensé y te seguí. La
curiosidad me devoraba de tal manera que mi cuerpo reaccionaba de esa manera… Me
ofreciste una y yo intenté cogerla rozándote la mano, con suavidad, lentamente, no dejo
de sonreírte y tú no dejas de mirarme con esos ojos... Tus ojos… Esta sensación de que
me mires me gusta, pero es extraña, hace que me olvide de cualquier pensamiento… Me
quedó ahí, paralizada ante ti, hasta que vuelves a desvanecerte entre la multitud…
Después de horas, de miradas, roces, y demasiada bebida, tuve que ir al baño, pero
estaba ocupado. Un pingüino me dijo que arriba había uno, así que subí, entré en el
baño. Me moje la cara y la nunca, intentando encontrar algo de lógica a lo que estaba
pasando…
Sin hallarla, algo confusa salí; ahí estabas, mi corazón se acelera en una fracción de
segundo, te acercas a mí y cada paso que das, yo doy uno hacia atrás, hasta tocar con la
espalda la puerta del baño. Me tiembla todo el cuerpo, tu mirada vuelve a cautivar mi
mente, tu presencia, puedo sentir ese hormigueo retumbar dentro de mí, estas tan solo a
unos centímetros de mi mirada.
De repente, sin esperarlo, me besas, un beso bastante apasionado, una de tus manos se
pone en mis glúteos y la otra está en mi cuello, la subes hasta la mandíbula dejando el
cuello a la vista, y ahora me besas por el cuello, estás a punto de provocarme una
locura... Puedo notar tu aliento encima de mi piel, puedo sentir tu respirar... Empiezo a
tocarte, por tu pecho, tu abdomen, y antes de poder rozar tus pantalones me coges de la
mano y aun con tus labios en mí cuello suben a mi oído, susurrándome… -"No te he dado permiso pajarito, yo soy el Alfa, yo mando"-. Entonces la mano que
está en los glúteos dejo de sentirla, abres la puerta del baño y entramos los dos, ahí me
quitas la máscara, sonríes…
“-Así que si, eres tú, pajarito”- comentaste aún en voz baja, sin saber de qué me estás
hablando, me quedo algo intrigada. - ¿Quién eres? - pregunté. Me miras… – ¿Quién te gustaría que fuera? - mencionaste con una sonrisa.
Pensé en él, en el hombre del chat. Pero no podía ser… así que quien más podría ser...
Esto me hizo sentir aún más confusa, pero también un sentimiento de culpabilidad, no
debería estar permitiendo esto, no tengo nada con ese hombre, pero lo deseo, lo que me
parece raro es... ¿Por qué deseo que siga este lobo?
Intenté acercar mis manos a tu máscara, la curiosidad me devora por dentro, antes que
pudiera tocarla con tu mano me cogiste de la muñeca llevándola hacia atrás a la misma
pared donde me tenías cautivada… tu aroma … tus labios tan cerca… Así no puedo
pensar en claridad… -No sé qué buscas en esta fiesta, pero sé lo que deseas pequeña…. -Espera…- Pronuncio intentando tomar aliento… - No debería…
Tus palabras me embaucan dejándome desarmada, sé que esto me traerá
consecuencias… con mi hombre…
Sonríes...
- ¿No lo deseas, pajarito? Tus reacciones dicen lo contrario… ¿Qué te impide dejarte
llevar?
Al mismo tiempo de tus palabras tus manos acariciaban mis muslos, en dirección a mi
entrepierna. Ya está, puedo sentirte, mi respiración está agitada, la verdad es que me
estás poniendo cachonda, tus dedos rozan mi clítoris y momentos después se adentran
suavemente dentro de mí... -Estás empapada, pajarito... –dices sonriendo
Tus palabras me hacen sonrojarme, no pude evitarlo, un gemido tímido, pero
involuntario salió de mis labios, una de tus manos va hacia mi cuello, me miras, con tus
ojos de desafío, de deseo, de lujuria... Realmente tienes ojos de lobo… Llaman a la
puerta, pero no le doy atención, pues mi atención, mi cuerpo, toda yo, estoy ocupada en
tus manos… Tú tienes el control de mí…
Te detienes, me miras sonriendo y sales de ahí dejándome excitada, intrigada...
Al volver en mí, y poder volver a tener el control de mis sentidos, de mi cuerpo, deslizo
mi tanga por mis piernas, y termino guardándomelo en la mano hecho una bola. Miro
mi reflejo en ese espejo, con una sola pregunta en mi mente… ¿Qué estoy haciendo?,
sin poder responderme hago caso a mi instinto, salgo del baño y ahí estás hablando con
varias personas, aunque tus ojos siguen puestos en mí. Entonces me acerco … “no eres
el único que sabe jugar”, pensé. Siento que me estoy metiendo en la boca del lobo… La
euforia está dentro de mi ser…
Pasé por tu lado y rocé tu mano, dejándote mi tanga rojo en ella.
No sé quién puedes ser, pero nadie me ha hecho sentir así… Creo que he perdido la
razón, des de cuando hago estas cosas… Miro mi móvil con la esperanza de tener algo
de señal. Sé que no solo nos estamos conociendo… No debería sentirme así. Culpable…
Quizá debería irme… Esto no está bien. A pesar de ese sentimiento, me siento tan
excitada, tan cachonda, no puedo controlar estas ganas de continuar de sentir ese lobo
que me mira hambriento…
Tu mirada seguía en mí, y ahora no paras de mirar mi cuerpo, no creo que se me vea
que no llevo ropa interior pero tus ojos parecen que me desvisten… Intento desviar la
mirada... no puedo seguir mirándote… Siento que me excita ver tus ojos clavados en mi
de esa manera… Me estoy poniendo más nerviosa de lo normal.
Intento disimular, estoy hablando con mi amiga y su novio, brindamos, y de repente
apareces. Ellos te conocen, y nos presentan, me das dos besos, tengo tus labios tan cerca
de mí… mi respiración se entrecorta cada vez que te acercas tanto, al unísono de aquel
beso, con tu mano rozas por encima de mi vestido, los glúteos y vuelves a dar un vuelco
a mi corazón, acelerándome, me estás provocando, sonrió y entonces antes de irte, me
dejas algo en mi mano, es un papel, hay algo escrito “si quieres saber quién soy, sube a
la habitación de la izquierda y ponte la venda en los ojos”. ¿Debería obedecer?,
realmente no es una orden, pero así lo siento, la curiosidad, la duda, me intriga y
accedo. Es mi oportunidad para saber quién se esconde de atrás de esa mascara…
Voy subiendo las escaleras y entro en la habitación de la izquierda. Me quito la máscara
y encima de la cama estaba una venda, la cual me pongo en mis ojos. ¿Qué otra cosa
podía hacer? Ya había subido las escaleras y tú lo habías visto. No podía echarme atrás
ahora. O quizá sí, pero no quería, deseo saber quién eres, me siento confundida, siento
que no debería hacer esto, y al mismo momento quiero seguir sintiendo hasta donde me
haces enloquecer. Mi mente va a estallar… mi cuerpo es como un mar con corrientes
contradictorias…
No veo nada. Esto me tiene asustada, nerviosa, inquieta y muy cachonda… No sé si
debería fiarme de ti, pero admito que me excita… No sé qué me está pasando, pero
estoy tan alterada, tan húmeda, mi respiración se agita al escuchar un sonido, intento
dejar de pensar… Así identificar ese sonido… Son de unos pasos subiendo las
escaleras, hace que me sienta petrificada. Mi nerviosismo va en aumento con el resonar
de cada zancada, se detiene y abre la puerta del baño, suspiro, no es él. No eres tú. No
puedo aguantar más, estás jugando conmigo. Me estás volviendo loca…
Vuelvo a sentir unos pasos, pero ahora no me dan la misma sensación que antes. Menos
tensa, menos nerviosa, pero en el momento que se detiene frente a la puerta, el corazón
se me hiela, para un instante después latir desbocado. Joder seguro que es él, pienso.
Mis dientes mordisquean mis labios de forma inconsciente. Casi noto como mi coño
vuelve a lubricar, mientras mis pezones erectos ya se marcan en mi vestido ante la falta
de sujetador. No lo puedo negar, esto me tiene excitada, pero sigo asustada, ¿Por qué
tanto misterio? ¿Por qué la venda en mis ojos, si llevas una máscara?… La puerta
comienza a abrirse de una forma lenta, pero sin pausa. No veo nada, no sé lo que pasa,
ni quién está frente a mí. -Tranquila, pajarito, soy tu lobo. Ya estoy aquí- dijiste susurrando.
Tu voz, siento alivio al saber que eres tú, aun así no se desvanece el temor, pero esa
voz… vuelve a enloquecer mis sentidos... Ahora escucho el sonido del cierre de la
puerta. Estoy en tus manos, a tu merced. Cautivada y sin ver absolutamente
nada…Ahora si siento que me he metido en la boca del lobo… me siento tan pequeña
ahora mismo. El silencio y la tensión dominan el momento.
Puedo notar tus pasos hacía a mí, tu presencia está justo en frente. No me atrevo a
pronunciar palabra. No soy capaz de decir nada.
Me das la vuelta de manera violenta, puedo sentir tu presencia de atrás de mi…
Acaricias mis hombros dando algo de presión para inclinarme hacia delante, sigues
acariciándome por mis brazos hasta llegar a mis manos, las cuales las coges con fuerza
y las pones encima de la cama... Ahí de pie, inclinada, con mis manos en la cama, los
ojos vendados, la confusión se torna aún mayor... pero no tengo pensamientos, solo una
sensación, un huracán que recorre mi cuerpo, miedo y deseo, excitación en cada parte
de mi ser… Mi corazón se acelera, tus manos vuelven a recorrer mis brazos, y de
repente con una mano me quitas las alas, me abres el vestido lentamente, como si fuera
un regalo que desenvolver. Quería pronunciar palabra, en cuanto me salió una silaba de
mis labios, me callas, el vestido se desliza hasta caer en el suelo…
Puedo escuchar el sonido de cómo te desabrochas el cinturón, y como lo deslizas
lentamente hasta tenerlo en la mano, ese sonido es difícil de describir, me estoy
poniendo más nerviosa de lo que me esperaba… Puedo sentir el cinturón rozando mis
glúteos, lentamente, no tienes prisa, pero tu paciencia me desespera… Me estremeces,
con una mano te diriges por mi espalda, acariciándome en dirección la cabeza, ahí coges
mi pelo, y mientras tiras de él, acercándome más a ti… - Dime pajarito, ¿de verdad quieres saber cómo se siente el infierno? - pronuncias
En ese momento no sé qué responder… Había subido para saber quién eres y, sin
embargo, me encuentro desnuda ante ti, con los ojos vendados, sin poder ver que
planeas o quien se esconde tras esa mascara… Los pensamientos me invaden, las
dudas…
Escucho tu risa pronunciarse… -Te he hecho una pregunta… Responde- dices con autoridad en mi oído… Mi
respiración vuelve alterarse, y salgo de tales pensamientos. Al sentir tus labios en mi
cuello. -Si- susurro no muy convencida de lo que significa, pues no quiero que pares… Sueltas
mi pelo y me inclinas de nuevo, con mis manos apoyadas en la cama, mis glúteos
realzados por la posición, me azotas fuerte con ese cinturón, una y otra vez…
Mi cuerpo se estremece…
A momentos me dan ganas de gritar, de dolor, de placer… De repente paras, y con ese
cinturón lo atas alrededor de mi cuello, mientras con una mano tiras de él, dirigiéndome
hacía a ti… y de repente el sonido de la cremallera deslizándose… Me excito solo con
sentir como me tienes en frente de ti. Quiero decir algo, pero en el mismo instante pones
el pulgar sobre mis labios y los acaricias… Me acercas contra a ti, te detienes. En el
primer momento, no me doy cuenta, pero justo después de ese segundo eterno, empiezo
a notar ese olor a polla tan peculiar…
Con una mano agarro ese miembro, duro, y empiezo a darle suaves besitos en su glande.
No tardó mucho en empezar a lamerlo en toda su longitud y, poco después, me la meto
entera en la boca comenzando a mamártela con ansia mientras noto como tu mano
acaricia mis pechos, puedo sentir como te gusta, pero no quiero que te guste quiero que
te vuelva loco, así que, sin pensarlo, empiezo a comértela con ese efecto ventosa,
metiéndomela entera, sin parar, una y otra vez… Me separo de ella y aun agarrada con
mi mano, saboreo de un lametón todo tu miembro, y vuelvo a introducirlo dentro de mi
boca, pero esta vez sin prisa, despacio, lento, como si fuera un helado a punto derretirse,
como si fuera un hielo en mitad de un fuego… No quiero parar, esto me está gustando,
intento forzarme, quiero que esté entera en mi boca, así que la entro dentro de mí, hasta
el fondo, aunque me ahogo al intentarlo… ahora empiezo a comerte la polla con algo
más de ritmo, sigo sin parar, arriba y abajo, arriba y abajo, rápido más rápido, y con la
ayuda de mi mano… Puedo sentir el sonido de mis pulseras chocar entre ellas...
Esperando que pierdas el control, tu respiración se agita, siento que lo estás perdiendo,
me coges del pelo e intentas follarme la boca con varias embestidas… Me ahogas en
cada embestida, me gusta la sensación de enloquecerte, de ser el motivo de tus gemidos
de tu excitación. La sacas de mi boca, y aun con el cinturón en el cuello me haces
levantarme tirando del extremo, seguirte, dando unos pasos en aquel cuarto, lo
desenredas, y lo sacas de mi cuello, puedo notar tu presencia tan cerca de mí... Estoy tan
excitada, me besas, te beso, nos enredamos en aquel beso, con todas las sensaciones a
flor de piel y tu aroma embriagador, no lo pienso, cojo tu mano, la cual la llevo hasta mi
vagina… y con la otra empiezo a masajear tu miembro palpitante y chorreando… -Me tienes excitada- te susurro... Sé que puedes notar mi entrepierna húmeda. En ese
momento quitas las manos de manera rápida, me coges y me tiras en la cama de forma
violenta… Esto me hizo asustarme, tu reacción, al no ver nada… Esta sensación extraña
que siento en mi ser… Te acercas, puedo sentirte venir hacía a mí…
Con ese cinturón me atas las manos… -Yo mando aquí, no tú. Yo decido, tú obedeces pajarito…- Dices mientras me giras
dejándome a cuatro patas y entonces me azotas en los glúteos, con la palma de tus
manos…
Un gemido se me escapa, grito, estoy tan cachonda, tan excitada, me abres de piernas y
empiezas a rozarme el clítoris, juegas con él y eso me estremece, al momento pones tus
dos dedos dentro de mí…
Con otra mano tocas mis pechos desnudos. Los acaricias, pellizcas mis pezones. Sigues
aun azotándome los glúteos… Tu mano recorre de mis pechos al cuello, me echas hacía
a ti… Te acercas más a mi cuello desde detrás de mí, me besas sin cesar… al momento
me susurras… -Eres mía, y haré contigo lo que desee. – dices con la voz cortada y jadeante.
Con tu cuerpo tan cerca del mío, puedo sentir como te quitas la camisa, botón a botón
mientras me tienes enfrente de ti, jugando conmigo. Tus palabras y el momento, no
podría estar más de acuerdo contigo, pues ese momento lo habías provocado al poner
tus ojos en mí…En hacerme perder el control, y apoderarte de ese control, de mi ser…
Tu miembro roza mi entrepierna, no puedo aguantar más... quiero que me folles.
Sentirte dentro de mi… - Fóllame– dije susurrando casi suplicando que me hagas tuya de una vez...
Pero te gusta tenerme así, ansiosa, te gusta verme tan sumisa para ti… Tu miembro roza
mi entrepierna… Disfrutas poniéndome al límite, pero me azotas con tus manos, puedo
sentirlo en mí, entiendo no debí decirte que me follaras… Pero quiero que lo hagas…
Momentos después tu miembro entra sin ningún tipo de esfuerzo, lento, entero, hasta el
fondo, estoy empapada… Puedo sentir tu respiración, tu placer, me agarras de la cadera,
y no puedo evitar gemir… Sin darme tiempo a reaccionar, empiezas a embestirme de
manera agresiva, una y otra y otra vez, y en cada embestida la metes entera dentro de
mí… Me gusta, me enloquece… Al momento sales de mí, tu mano la pones en mi
cintura y me empujas hacia un lado, coges de mis piernas hacia a ti, tumbada boca
arriba, con las piernas abiertas y con las manos atadas… Vuelves a introducir tu
miembro dentro de mí… Sin moverte, me acaricias los pechos, resaltados entre mis
brazos, estás encima de mí, ambos desnudos, tu mano me quita la venda, la luz, me
molesta en los ojos, puedo verte. ¡Eres tú! ¡Tú eres mi lobo! Tú eres el del chat … ¡eres
tú! No puede ser…
Todas aquellas amalgamas de sensaciones, de placer, se multiplican al verte, al saber
que estas dentro de mí y eso me hace gritar de placer como una loca, mis piernas
tiemblan, un hormigueo recorre mi cuerpo… Mis mejillas se sonrojan… Puedes notarlo,
puedes verlo, he llegado al clímax de toda tensión… Con ese orgasmo que tú me has
provocado…
Aun así, tú no te detienes, sigues…
Te acercas a mí, rozando tu piel con la mía, tu mirada, a centímetros de la mía. Tus
brazos me rodean por la espalda, haciendo la croqueta en aquella cama… Me das la
vuelta y me pones encima de ti, intento deshacerme del cinturón que me ata las manos...
utilizo mis dientes, aprovechó el momento que estás disfrutando, distraído, con mis
pechos, comiéndotelos, mordiscándolos, mientras yo he logrado quitármelo, intento
acercarte aún más hacia el colchón, en ponerte el cinturón, aunque es en vano, tienes
más poder sobre mí… Me llevas las manos hacia atrás, los sujetas con una mano,
mientras la otra sigue se acerca a mi cuello, aun con tu polla metida dentro de mí… me
besas, yo no dejo de moverme, de mirarte, y tus ojos, tus ojos están llenos de deseo…
Me azotas el culo, nos besamos apasionadamente, esto ya no era un encuentro normal,
ya no era simple sexo, simplemente teníamos que saciar el instinto animal que ambos
teníamos ahora en nuestro ser… Fundiéndonos en nuestra piel, mirándonos a los ojos,
ya no sabía si había tenido varios orgasmos o si era uno que había durado todo el
encuentro...
Hasta que me dices que no aguantas más, cosa que me hizo moverme todavía más
deprisa hasta que noto tus chorros de leche golpear el interior de mi vagina.
Cuando pensé que ya no podía sentir más placer con tu miembro aun palpitando dentro
de mí ... lo sacas tan despacio que me estremeció… -Límpiala… - dijiste todo excitado.
Acerqué mis labios sobre ella, y volví a saborearla de nuevo, con más intensidad, con
ganas, lamiéndote cada milímetro de tu miembro sin dejar rastro alguno…. -Buena chica- me miras sonriendo, te levantas de la cama, y empiezas a vestirte. - ¿Me devuelves mi tanga? - ¿Qué tanga? Yo no te he visto ninguno. Dijiste sonriendo. -El que te he dado antes- -¿Este?- sacas el tanga rojo de tu bolsillo…-Este es mío. - Definitivamente me
enloqueces… Eso te gusta saber que tengo todo tu elixir junto con mis fluidos entre mi
entrepierna…
Sales de la habitación como si nada hubiera pasado. Aún desnuda, intento cobrar el
sentido, me tiemblan las piernas… Me pongo nerviosa al recordar tu mirada, con esos
ojos y esa sonrisa en la que siento que me desvistes, me devoras sin palabras, aunque la
pronunciación de tus versos más atrevidos tomando partida a la imaginación más
primitiva, cuando tu mirada se llena de perversión desenredan miles de fantasías en mi
pensar…Tus besos fueron las caricias marcadas a fuego en cada centímetro a través de
tus labios, tus yemas se fundieron en mi piel, y con cada roce pudiste controlar cada
sensación que tuve…el juego de rozar nuestra piel, de sentirnos cerca del otro, de
hablarnos entre miradas, de desearnos entre sinfonías y con todos los sentidos…
Sigo pensando en cada efecto que me has causado, cada alteración, mientras me visto.
Me quedo sumergida en mis pensamientos, en cada sensación que me habías provocado,
en cómo te sentí… por varios minutos, sentada en la cama con la mirada perdida, un
sonido me devuelve a la realidad… Un momento, ¿Tu lo sabias? ¿Sabías quién era
desde el principio? Has estado jugando conmigo… La sensación de culpabilidad ya ha
desaparecido, pero ahora mi corazón sale desbocado, ese huracán sigue dentro de mi…
Salgo de la habitación y veo menos gente. La música ya no está en el ambiente, ni las
luces de colores envuelven el lugar, solo puedo escuchar la gente hablar… La fiesta ha
terminado. Veo a mi amiga en brazos de su novio, me estuvo buscando, mi amiga está
demasiada ebria, se van juntos en el coche de él, me da las llaves para que me lleve su
coche. Entre la multitud, todos los coches empiezan a desvanecerse… Subo al coche, al
fin siento que puedo respirar… El aire fresco acariciar mi cuerpo sudoroso y acalorado,
me hace sentir un poco de alivio. Quiero saber qué hora es, busco mi móvil y me doy
cuenta de que no llevo el bolso, no sé dónde tengo ahora mismo la cabeza, mis
pensamientos siguen embaucados por él, está en la sala. Decidida, vuelvo a la casa…
Empiezo a subir los escalones sin escapar del pensamiento de lo cautivada que había
estado, ¿cuánto tiempo estuvimos saboreándonos? Entro en la casa, el silencio es el
único sonido que hay ahora, ése que se llena del sonido de mis tacones al caminar y el
de mis pulseras tintinear al movimiento de mi mano buscando mi bolso… tardo unos
minutos en encontrarlo. Lo abro, siento que tengo la mente dormida, veo que esta todo
lo cierro, me doy la vuelta y me dirijo a la puerta. Abro la puerta para salir, pero siento
tu presencia, levanto la vista y ahí estas, apareces con tu sonrisa, y eso me dejo
paralizada, tus pasos se dirigen hacia a mí, mi respiración vuelve a ser agitada, tu
presencia me estremece y me hace hacer un paso hacia atrás de la puerta y soltar su
mango, un hormigueo recorre por mi interior… impides mi paso con tu cuerpo y de un
portazo cierras la puerta y te cruzas de brazos delante de la puerta cerrada… - ¿A dónde vas pajarito?- Trago saliva al escuchar tu pregunta, tu mirada con esa
sonrisa… -A casa, la fiesta ha terminado… - dije toda inocente... Me tiemblan las piernas, el
cuerpo entero, y no sé dónde mirar… Estoy otra vez nerviosa. -No, ahora estamos solos, y esto no ha hecho más que empezar… -Dices sonriendo,
dejando a la vista tus preciosos dientes, una sonrisa algo siniestra, y al mismo tiempo
atractiva…
Con tan solo escuchar esas palabras, una serpiente revolotea por todo mi ser, mi
respiración se entrecorta, y le das tal vuelco a mi corazón que empieza acelerarse, al
mismo tiempo la piel se pone de gallina, te acercas y un escalofrío rodea mi espalda,
solo puedo sonreír, mirándote… -Si, mi Señor… - dije sonriendo, segura, con deseo y con un poco de humor, para
disimular mis nervios…
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